El aborto y las consecuencias antiéticas de la ciencia.
- José Manuel Arias Córdova
- 17 jun 2018
- 7 Min. de lectura

El aborto, si bien se ha practicado desde la antigüedad por medios empíricos, es hasta el siglo XX, con el avance tecnológico y el desarrollo y crecimiento de una nueva ciencia, llamada bioética, donde se plantea de una manera más profunda, las ventajas y desventajas, así como desde una cuestión moral si este, es bueno o malo y desde una cuestión política si es adecuado o bien si se debe penalizar.
Nace entonces de estas convicciones opuestas, la posición conservadora y la posición liberal[1]; por un lado, la posición conservadora caracterizada en su mayoría por posicionar al frente pensamientos religiosos de diverso carácter, apelando a que desde el momento de la concepción el embrión ya es un ser humano. Por otro lado, la posición liberal apela a la libertad de la mujer de poder decidir sobre su cuerpo, el derecho sobre su propio cuerpo y su autonomía.
A partir de esta discusión inconsolable, se han fijado diversas posturas en torno a si es correcto o no el aborto, sin embargo, se deben hacer notar diversos puntos científicos, éticos, e incluso epistemológicos de las consideraciones entorno al aborto.
El colegio de Bioética A. C. dirigía en el 2013 un comunicado a la asamblea legislativa del D. F. y a la opinión pública[2], en el cual redacta puntualizaciones en torno a la penalización del aborto en especial dos, a saber, en la primera sobre el desarraigo de la ideología religiosa, y en la segunda el postulado de que el embrión previo a las 12 semanas no es un ser humano como tal.
Mediante un análisis deductivo, se pueden refutar estas ideas planteadas por el Colegio de Bioética, ya que las mismas premisas que exponen tienen contradicciones, por lo que me propongo demostrar estas contradicciones a través de la ciencia, la ética y la lógica.
Si bien, como tal no se puede dar una respuesta clara a un problema que tiene una magnitud tan grande, si declaro las fallas que puedo analizar en las posturas de los conservadores y liberales respecto de este tema.
El tema del aborto gira en diversas esferas de estudio, a saber, la religiosa, ética, filosófica, científica y política. Sin embargo, en donde se encuentra mayor discusión es en la religiosa y en la política. Desde la perspectiva religiosa en General se niega el llamado políticamente “derecho” al aborto puesto que entre sus diversas afirmaciones se encuentran que “La ley divina y la ley natural excluyen, pues, todo derecho a matar directamente a un hombre inocente”[3] apelando a que desde la concepción el cigoto se considera un ser humano. En especial la religión Cristiana Católica es la que apoya tal afirmación y repele cualquier circunstancia social o personal para acudir al aborto, tal como una violación o un embarazo no deseado. Otras religiones en cambio difieren de la católica permitiendo el aborto exclusivamente por una violación, pero teniendo únicamente en cuenta que el motivo es debido a una circunstancia externa.
Del mismo modo en la esfera política, se da la postura que se denomina pro-choise[4] en el que se debaten temas de índole jurídica, tales como la violación y las consecuencias psicológicas que orillan al aborto, también la autonomía de la mujer y la libertad de poder actuar con su cuerpo de la mejor manera que le parezca.
Sin embargo, se habla y se debate poco de la visión científica del aborto. Para tener claro el análisis del aborto desde la ciencia se tienen que tener en cuenta tres principios éticos de la misma, sobre los que se fundamentan o se deberían fundamentar todos los conocimientos y las acciones de la ciencia. Estos son:
· Las intenciones y consentimiento del científico.
· El modo de alcanzar el fin.
· El uso de los resultados científicos[5].
A partir de estos tres puntos el análisis del aborto se debería argumentar de la siguiente manera:
1. Las intenciones del científico al recurso del aborto. Si bien como se dijo en un principio el aborto ha existido siempre, se sabe que de forma empírica se utilizaba antiguamente como un aborto espontáneo. Sin embargo, la cultura y el avance tecnológico juegan un papel importante para lo que era un aborto espontáneo, pudiera ser inducido ya sea por parte de la madre o de los familiares.
2. El modo de alcanzar el fin. Se busca sin embargo que a través del avance de la medicina lo que antes era solamente extraer el feto ya fuera muerto o en otras circunstancias pudiera lograrse de manera más higiénica, aplicando un legrado y evitando infecciones e incluso la muerte de la madre, de este modo se aplicaba el aborto antiguamente de manera empírica.
3. El uso de los resultados científicos. Al irse descubriendo nuevos métodos para realizar el aborto de manera eficaz y sin riesgos mayores, se fue dando pie a que se haya vuelto popular en personas que se hayan embarazado accidentalmente.
A partir de estos tres puntos puede verse el aborto como algo no tan ilícito o malo, ya que apela en un primordialmente a la salud y bienestar de la madre en el caso de sea espontaneo, es decir, cuando este se genera es cuando la ciencia, con sus herramientas, actúa para el preservar la salud de la madre. Sin embargo, surge una problemática cuando el fin por el que se utiliza el descubrimiento de estas herramientas ya no es solamente para buscar la salud de la madre sino, para cumplir la voluntad de la madre o de sus familiares cercanos.
Por último, respecto de esta parte se debe tener en cuenta el principio de No maleficencia el cual refiere a que no se debe causar daño o mal, además de se debe evitar. En esta postura algunos bioéticos discuten que la aplicación desde el juramento hipocrático defiende la postura conservadora del aborto, ya que ahí mismo se dicta que se debe evitar el daño al paciente[6].
Por otro lado, el argumento del Colegio de Bioética afirma la siguiente postura:
2. Los conocimientos científicos sobre el genoma, la fertilización, el desarrollo del embrión humano y la fisiología del embarazo indican que el embrión de 12 semanas NO es un individuo biológico ni mucho menos una persona, porque:
a) Carece de vida independiente, ya que es totalmente inviable fuera del útero.
b) Si bien posee el genoma humano completo, considerar que por esto el embrión de 12 semanas es persona obligaría a aceptar como persona a cualquier célula u órgano del organismo adulto, que también tienen el genoma completo. La extirpación de un órgano equivaldría entonces a matar a miles de millones de personas.
c) A las 12 semanas el desarrollo del cerebro está apenas en sus etapas iniciales y no se ha desarrollado la corteza cerebral ni se han establecido las conexiones nerviosas hacia esa región que son indispensables para que puedan existir las sensaciones.
d) Por lo anterior, el embrión de 12 semanas no es capaz de experimentar dolor ni ninguna otra percepción sensorial, y mucho menos de sufrir o de gozar.
Respondiendo a tales argumentos tenemos que:
a’) Decir que el embrión carece de vida independiente, es algo totalmente cierto, sin embargo, eso no apela a que se pueda proceder a privar de la futura existencia ya que, en tal caso, podría decirse que el hombre tampoco es totalmente independiente ya que requiere de factores externos que le permitan la vida, tales como el alimento y el oxígeno.
b’) La diferencia entre un embrión y cualquier otra célula del cuerpo tienen fines totalmente distintos. Si bien los dos poseen el genoma completo, su actualidad se encuentra en la etapa final de su desarrollo. El embrión se encuentra en potencia de convertirse en un ser humano independiente, en cambio una célula que está destinada a ser un órgano del cuerpo tiene codependencia con el organismo al que de dirige su actualidad. Por lo tanto, no puede decirse que se mata a millones de personas cuando se extraen células del cuerpo porque el embrión es un conjunto de células con potencialidad de ser independiente.
c’) El hecho de que no haya aun una corteza cerebral hasta las doce semanas no implica que puede realizarse el aborto pues, si bien estas no están presentes aún, si están próximas a desarrollarse, es decir, que el embrión no es como un ser vegetativo que en ningún momento desarrolla procesos neuronales y a falta de ellos se les puede manipular de cualquier forma.
d’) y consecuentemente el hecho de que no haya un sensación o dolor, no nos hace acreedores a la propiedad de esa vida que esta próxima a desarrollarse.
Si bien no se puede tener una postura totalmente a favor o en contra en temas tan controversiales como este, si se pueden dar parámetros que orienten a las personas a tomar conciencia en sus decisiones, ya que muchas veces los factores sociales orillan a realizar estos actos acarreando consecuencias psicológicas e incluso fisiológicas.
En la Ciudad de México el aborto se encuentra legalizado, habiendo muchas clínicas particulares y también por parte del gobierno. Sin embargo, previo a aceptar a una candidata al proceso quirúrgico se extiende un análisis en el que se busca optar por una reconciliación con el embarazo o en su defecto por la adopción.
Sin embargo, aún esto no es suficiente, pues si bien, no se puede negar que ante problemas como una violación tomar una decisión requiere de un análisis muy profundo si se debe tener en cuenta que la ciencia no ha actuado de la mejor manera, puesto que el beneficio principal era y debería seguir siendo la búsqueda del bienestar humano.
Bibliografía.
[1] Gustavo Ortiz Millán. La moralidad del aborto. México. Ed. Siglo XXI, 2009. p, 18.
[2] Rubén Lisker Yourkwitzky, El colegio de Bioética A. C. a la asamblea legislativa del Distrito Federal. México. Mayo – Junio 2013. Consultado el 20 de mayo de 2018. Disponible en: https://web.archive.org/web/20130514015857/http://colegiodebioetica.org.mx/wp/wp-content/uploads/2011/12/17_04_2007.pdf
[3] Congregación para la doctrina de la fe. Declaración sobre el aborto. 18 de Noviembre de 1974.No. 14. Consultado el 21 de mayo de 2018. Disponible en: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19741118_declaration-abortion_sp.html
[4] Gustavo Ortiz Millán, p, 17.
[5] Francisco José Soler Gil. 60 preguntas sobre ciencia y fe respondidas por 26 profesores de Universidad. Ed. Stella Maris. Barcelona. 2014. P, 305.
[6] Tom L. Beauchamp, James F. Childress. Principios de ética biomédica. Ed. Masson. S. A. Barcelona. 1999. P, 179 – 180.
Hecho por: José Manuel Arias Córdova.
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