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Entre lo Apolíneo y Dionisiaco; análisis de la obra “Saturno devorando un hijo” de Francisco de Goya

  • Foto del escritor: José Manuel Arias Córdova
    José Manuel Arias Córdova
  • 26 mar 2018
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 21 abr 2018

Francisco de Goya.

Saturno devorando un hijo - Francisco de Goya


Nació en Fuendetodos, provincia de Zaragoza el 30 de mayo de 1746 y murió en Burdeos, Francia el 16 de abril de 1828. Su obras son de pintura de caballete, mural, el grabado y el dibujo. En sus obras desarrolló un estilo que da comienzo al Romanticismo.

Comenzó su aprendizaje en Fuendetodos con el barroco tardío, adoptando varios estilos culminando con el romanticismo. En muchas de sus obras expresa datos historicos que le acontecen como la guerra de independencia de España, particularmente expresada en los grabados que titula «los desastres de la guerra».

Sin embargo, su obra culminante es la que desarrolla en su casa de campo ‘La Quinta del Sordo’, haciendo catorce obras murales en óleo al seco sobre la superfice de revoco de las paredes de la casa. A estas obras se les denomina «Las pinturas negras de Goya».

Posteriormente estas obras fueron trasladadas al lienzo a partir de 1874 y actualmente se encuentran expuestas en el museo del Prado a pesar de la polémica que existe todavía en la actualidad sobre si había una pintura más que no llegó al museo y sobre el orden en que éstas se encontraban en la Quinta.

En la planta baja se encontraban aparentemente: La romería de San Isidro, El aquelarre, Judith y Holofermes, Saturno devorando a un hijo, La Leocadia y Dos viejos o Un viejo y un fraile.

En la planta alta se encontraban: Visión fantastica o Asmodea, Procesión del Santo Oficio, Átropos o Las parcas, Duelo a garrotazos, Dos mujeres y un hombre, Hombres leyendo, El Perro, Cabezas en un paisaje .

La obra titulada Dos viejos comiendo sopa se desconoce si era sobrepuerta de la planta baja o alta.


Saturno devorando a un hijo.


Dentro de la tradición homérica y hesiódica griega existían distintos dioses que gobernaban el universo; los primeros de los que se tenía conocimiento eran Gea y Urano, los cuales eran los padres del titán Crono o Saturno.

Sin embargo en la mitología Urano era malvado y había encerrado en el Tántaro a muchos de sus hijos titanes.

Ante la crueldad del padre para con sus hijos, Gea, esposa de Urano, reunió a los hijos que tenía libres y, con una hoz o guadaña, pidió que mataran a su padre por los actos ilícitos que cometía con sus hijos. Crono fue el único que aceptó la encomienda de su madre y así con la hoz castro a su padre y este juró venganza.

Tras el suceso Crono se enteró por su madre, Gea, que sufriría el mismo destino que su padre, es decir, sería derrocado por uno de sus propios hijos. Así, después de desposar con su hermana Rea, devoraba a cada hijo que nacía de ella, entre los cuales están Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón. Sin embargo Rea con ayuda de Gea pudo esconder a su hijo Zeus y evitar que este fuera devorado.

Cuando Zeus creció enfrento a su padre haciéndole vomitar a sus hermanos con ayuda de un veneno que le dio Gea. Tras esto se desató la titanomaquía en donde los hijos de Crono se enfrentaron contra él y los demás titanes, resultando encerrado en el Tántaro para siempre.


Análisis apolíneo y dionisiaco de la obra.

Preliminares.


La crítica de Nietzsche hacia el arte parte de explicar las posturas contrarias de cómo se entiende este desde la oposición de lo apolíneo y dionisiaco.

Gracias a los griegos se tiene la concepción de estos dioses olímpicos, los cuales tenían diferentes funciones. Apolo por una parte es el dios de lo bello, de la poesía, del arte, mientras que su antítesis Dionisio es el dios de la vendimia y del vino.

Los dos estados que producen esta confrontación son los del sueño y la embriaguez. En el primero es un estado onírico, en el que cada hombre es artista, es un estado de apariencia. Por otro lado el estado de embriaguez va con el éxtasis en donde hay una armonía con la naturaleza y en general con todo. En ambos estados el principio de individuación queda roto, lo subjetivo desaparece totalmente ante la eruptiva violencia de lo general – humano, más aún, de lo universal – natural.

Partiendo de estos puntos muy generales se pretende hacer el análisis de la obra negra de Goya “Saturno devorando a un hijo” la cual fue pintada en óleo sobre revoco como decoración en su casa de la ‘quinta del sordo’, posteriormente trasladada al lienzo y actualmente expuesta en el museo del Prado en España desde 1889.

En la obra se puede apreciar de manera claramente la figura de un dios viejo, con un toque de locura devorando a uno de sus hijos.


Análisis apolíneo.


La imaginación juega un papel muy importante en la obra de Francisco de Goya para hacer la representación de entes de razón. Se puede notar una antropomorfización de los dioses, la cual se ha venido haciendo desde el siglo V a.C.

La forma delineada no resulta importante en esta obra, es más bien en la rusticidad donde encuentra su valor tan importante para la representación. A pesar de este papel rústico que juega la obra, se puede apreciar la perfección que utiliza para cada objeto que determina, por ejemplo el cuerpo humano del hijo que está devorando.

Se puede destacar las pinceladas de perfección que se encuentran la delimitación de los cuerpos, en la expresión del dios padre caníbal.

Desde lo apolíneo se puede ver el horror, como se mencionó anteriormente, de un padre caníbal, sin consideración, sin piedad ante la muerte de sus hijos. Esta despreocupación por matar a su misma descendencia solo puede verse como lo impensable, lo que no debería pasar. Suena totalmente irracional que un padre, aún más, siendo dios, quiera deshacerse de sus hijos para evitar que alguno lo destrone como el supremo. De lo cual surge que, si un padre no quiere tener hijos que lo destronen, no debería engendrarlos.

Esta diferenciación entre engendrar y matar es lo que es totalmente reprobable, ya que no habría necesidad de matar a los hijos cuando estos no fueran engendrados.

Así mismo, como dios supremo, dominante del tiempo, racional, que debiera ser, se contrapone a sus actos irracionales.


Análisis dionisiaco.


Dentro del trasfondo que representa esta obra se puede apreciar a un dios mitológicamente supremo, dominante del tiempo y así, el dios Crono, el tiempo en sí mismo devora todo lo que pasa, ningún ente existente es atemporal y en la representación de Goya se puede apreciar que el tiempo devora a sus hijos, pero en la vida real el tiempo lo devora todo. Haciendo alusión a lo que decía Heráclito, todo se encuentra en un constante devenir y así, este devenir se ve representado en la consumación del hombre, de los objetos materiales y en general de todas las cosas.

La mirada escalofriante que representa el dios viejo, anciano, no es más que el terror mismo de ser destronado. Hablando helénicamente el destino que espera a cada uno se ver representado en las acciones que cada uno comete para con sus semejantes.

De igual modo la postura en la que se encuentra el dios como enterrándose en la tierra, con las piernas dobladas, como con signo de debilidad, representa el hundimiento del poder que en algún momento se tuvo, como los grandes emperadores de la historia que eran tan dominantes y que fueron destronados.

La postura de hundimiento como su destino hacia el Tántaro representa que el hombre, bueno o malo, siempre llegará a la consumación de su vida, escatológicamente en el cielo o en el infierno. Incluso los grandes emperadores, los santos, los hombres en general tienen un término de su vida con la muerte como dijo Heidegger “el hombre es un ser para la muerte”.


Conclusión.


Es evidente que un análisis apolíneo y dionisiaco del arte es posible en cualquier obra y, aunque es más evidente en algunas obras, siempre tienen un lado dionisiaco que ofrecer.

A pesar que el análisis es tendiendo al criterio propio, muchas veces es congruente y acertado para con el criterio de otras personas.

En la obra aquí analizada es muy evidente el lado dionisiaco que presenta. Cabe recordar que lo recto, claro y hermoso del arte siempre va acompañado del lado oscuro, briago, dionisiaco que el autor consciente o inconscientemente expone.


Bibliografía.


HESIÓDO, Teogonía, Introducción, traducción y notas de Aurelio Pérez Jiménez y Alfonso Martínez Díez, Ed. Gredos, Madrid, España, 1978.

NIETSZCHE, Friedrich, El nacimiento de la tragedia.


Hecho por: José Manuel Arias Córdova.


 
 
 

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