¿Es posible una relación Intercultural?
- José Manuel Arias Córdova
- 16 mar 2018
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 21 abr 2018

La pregunta por una interrelación intercultural entre las diferentes costumbres y tradiciones que poseen los diferentes constructos sociales, nace de la necesidad de ver si las culturas pueden tener un entrelazamiento que no sea distante, por el contrario, que sea fraterno, es decir, que se acompañe de una interacción cercana y mutua.
Esta pregunta nos orilla a analizar si realmente es posible un entrelazamiento que más que sustituya al otro, lo posea, sin dejar por esto de lado la cultura propia.
Esta posesión, sin embargo, no pretende ser abarcadora, es decir, que absorba las propiedades de otras culturas, sino, más bien, que se vuelva parte de ella, pero sin dejar de lado su particularidad y distinción.
Si bien es cierto que el entorno en que nos desarrollamos es el fundamento de lo que nosotros llamamos cultura, no por esto debe ser nuestro único patrón que guie nuestra conducta o la forma de vida. Es necesario pues que conozcamos que hay más “estilos de vida”, es decir, que hay otras tradiciones que forman parte de otra sociedad y que conllevan ciertas características que pueden variar al de nuestro contexto para poder determinar un estilo de vida propio que, sin dejar de adaptarse a las necesidades de nuestra sociedad, satisfaga nuestro deseo propio de ejercer nuestra libertad de elegir determinada conducta socio-cultural.
Las variantes culturales que acompañan al existir del hombre a través de su historia, son motivo de análisis, no solo por la diversidad, sino porque cada una de las culturas llevan consigo rasgos religiosos, gnoseológicos, científicos y morales que son tema de debate y discusión.
Sin embargo ante las diferencias, el diálogo es la puerta más cercana a las diferencias establecidas hasta la actualidad, el dialogo, por lo tanto no es una salida, sino más bien una entrada hacia el debate que permita una discusión que acerque a la diversidad, que les permita establecer parámetros que sean punto de unión en las diferencias.
Es pues necesaria una relación que no resulte agresiva desde el punto de partida de sociólogos y antropólogos que desean ver si hay una posibilidad. Para tratar de responder a las preguntas de si es posible o no, desde un punto de vista teórico analicemos el siguiente estudio de caso sobre el indigenismo en México.
Introducción.
Desde la conquista española, la vida del hombre se vio arrasada por una cosmovisión totalmente diferente que le quitó muchas de las raíces que hora llamamos prehispánicas, esta riqueza cultural, que durante el dominio español no fue considerada así, se ha ido perdiendo a lo largo del avance tecnológico y en la segunda mitad del siglo XX con las políticas neoliberales que excluyen totalmente a los pueblos indígenas, siendo considerados estos como un estorbo para la población capitalista.
El hombre indígena por lo tanto, ante la necesidad de la preservación de su cultura, se ensimismó junto a su población, de tal modo que los hombres modernizados no pudieran seguir acabando con su cultura, esto dio pie a que muchas de estas se conservaran, aunque la tasa poblacional fuera tan mínima.
En el territorio mexicano hay aproximadamente 10.7% de la población que es indígena (Miguel Ángel Sámano R., 2000).
Desarrollo.
En la actualidad hay zonas donde se busca la integración intercultural entre las diversas culturas, especialmente las de origen indígena con la sociedad castellanizada (Michoacán, 2015 - 2021). La integración se busca a partir de la educación de nivel inicial hasta uno superior o medio superior.
En las diferentes zonas del país, el auto encierro que muchas culturas habían tenido durante tantos años acabó y consecuentemente se ha buscado que pueda haber una interacción entre los pueblos indígenas con la urbe españolizada, dando por este aspecto dual el nombre de bilingüismo.
Las relaciones interétnicas entonces surgen ante la necesidad, necesidad que se ve reflejada en el decrecimiento de la población que domina ciertas pautas culturales que han ido desapareciendo, de este modo, ante la necesidad de la historia, como nación que se fundamenta en una cosmovisión originaria, se busca la preservación y el dominio de aquella cultura que se fue en declive y olvidando desgraciadamente a una imposición de una cultura totalmente diferente.
Resulta pues que el indigenismo en México se encuentra en una especie de dispersión que necesita asociarse, para recuperar todo el valor cultural que se poseía, es necesaria la apertura al diálogo, esto solamente es posible gracias a la educación, y en este sentido es una educación intercultural.
El nacimiento de la interculturalidad permite que el hombre indígena pueda aprender el progreso que ha tenido la historia del hombre occidental, pero sin perder costumbres y valores originarios que se han mantenido únicamente por la práctica de su cultura, y poder establecerla sistemáticamente para que sea accesible a todos.
Conclusión.
Debido a la necesidad de la preservación de la cultura, considero que el bilingüismo como apertura a la exploración y aprendizaje de una cultura totalmente diferente a la que nacimos es la base de la unidad como nación, ya que aunque no seamos parte de las otras culturas, estas nos competen, ya que en todas y cada una de ellas se encuentra la fundamentación de podernos llamar mexicanos, es decir, en la cultura, el lenguaje y la tradición prehispánica, encontramos las raíces del pueblo que no había sido castellanizado.
Si bien es cierto que la interculturalidad no se reduce a México, ni a la cultura en general, sino que es un proyecto de delimitación mundial, y que se especifica en ciertos ámbitos, tales como la religión, o la educación, el lenguaje, etc., este modelo de estudio nos proyecta las bases de la intención intercultural, estas son:
El deseo de la paz.
El reconocimiento de la otra cultura, que en algunos casos se llama inferior.
La necesidad de preservar toda una cosmovisión como forma de pensamiento antropológica.
La búsqueda de la unidad a través de la aceptación del otro.
Consecuentemente es necesario ver que la respuesta evidente para la primera cuestión es que sí, no solo es posible, sino que además es necesaria, ya que a partir del conocimiento de otra forma de pensar diferente se enriquece el conocimiento que se tiene sobre el mundo, sobre el hombre mismo, o hasta de Dios.
El cerrarse al diálogo implica una soberbia que necesariamente lleve en declive a la civilización, ya que no hay superación de su propia cultura, sin embargo, este diálogo, que se plantea como proyecto, no tiene miras actuales que conllevan “tolerancia”, es decir, te acepto y a lo que postulas, pero mi verdad es otra. Este modo de pensar arriesga al actual relativismo que nos deja en el borde entre lo que es verdad y no.
Por el contrario la aceptación del otro y de su razonamiento deben llevar a entablar una conversación que establezca los puntos fuertes de ambos y que se pongan en cuestión para llevar a una verdad inequívoca que les permita estar de acuerdo.
Por lo tanto, respondiendo a la segunda cuestión, para llegar a un verdadero diálogo se necesita una relación intersubjetiva de cuestionamiento, es decir, poner en duda mis propias premisas, y las del otro, para poder llegar a un verdadero encuentro. Con esto refiero a que no solamente es establecer los principios que sientan la base de mi cultura, sino que los pongo en duda, para reforzarlos, o en un caso equivoco, modificarlos, pero siempre desde una perspectiva de progreso y con una mirada interior y exterior de la cultura establecida.
Este dialogo entonces, refuerza la posición de la cultura en general, diversa y corrige los pensamientos, que erróneamente se tenían por ciertos.
Bibliografía.
Michoacán, G. d. (08 de Agosto de 2015 - 2021). Educación Indígena. Obtenido de http://www.educacion.michoacan.gob.mx/educacion-indigena/
Miguel Ángel Sámano R., C. D. (2000). Los acuerdos de San Andrés Larraínzar en el contexto de la declaración de los Derechos de los pueblos americanos. ponencia presentada en la X jornadas Lascasianas Internacionales.
Hecho por: José Manuel Arias Córdova.
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